viernes, 26 de febrero de 2016

Unfriended (2014) / Dir. Levan Gabriadze

Por A Lady

Si uno atendía la expectativa común de aparición de películas de terror interesantes (ya dejen buenas) en el transcurso de un año, después del estreno de It Follows parecía que el 2015 no ofrecería otro producto de este género en el que valiera gastar el costo de un DVD. Unfriended resultó, para mí, ser la inquietante excepción y el nacimiento de una esperanza chiquita de que, por fin, todos los recursos y discursos aún no explotados del cine de terror (tan actuales y alusivos son éstos ahora) pudieran ser formados por mentes y manos algo más hábiles.
Desde la entrada con el logo pixeleado de la Universal se dan pistas de la fuente de horror que describe esta película: si bien el argumento se centra en la vida de los "chavos" (¡cuántos "chavos" de más de 30 años hay en el mundo!), cualquiera que haya sentido un pánico consciente con este filme, también vive inmerso en un mundo tecnológico, cuya amenaza más terrible es que deje de ser controlable (se te borró la tesis sin querer de la unidad C: por un virus, no puedes cerrar ventanas, se te desconfiguró tu Mac, Explorer no te deja usar otro navegador). Tal vez en este punto reside la fría recepción inmediata que este filme tuvo; he escuchado y leído diversas opiniones sobre Unfriended y casi todas parecían referirse a otra película, una que me sería más común e irrelevante. Al verla de nuevo, me fue inevitable hacer algunas conjeturas: ¿gran parte del horror está quizás en esa negación de reconocimiento con ciertos aspectos de lo narrado que atañe del todo a la realidad de cualquier persona con acceso a las redes digitales de información?
Muchas cosas en esta película son pura alegoría, y no lo digo con dejo despectivo. La pantalla de la Mac de Blaire es la única toma durante todo el filme y es en la que vemos transcurrir toda la acción; cuando Laura Barns, ya en la forma del troyano más troll imaginable, comienza a "eliminar amigos", ninguno de los adolescentes considera, en un principio, necesario ir al domicilio del matado; no hay contacto real entre este grupo de "amigos" que, sin embargo, decide ocupar su tiempo libre en "reunirse" por Skype, lo cual parece ocurrir habitualmente. En esto nada parece ser otra cosa que los hábitos de ocio del adolescente occidental promedio con acceso a una compu con internet; es hasta que los demás comportamientos cotidianos de estos morros demuestran que lo oscuro de la vida diaria nos confronta: desde el hecho de que la niña Barns consideró su vida acabada sólo por haber sido cyber-bulleada, la inercia de acción que se maximiza en las redes sociales, las armas como utensilios cotidianos normalizados (ese cuchillo, esa pistola), hipocresía y, sobre todas esas cosas, la vacuidad de lo que, según creencia popular, debería ser la época más espontánea y energética de sus vidas. Una escena ejemplifica muy bien la noción de (ir)responsabilidad que las vidas cibernéticas hacen posible: cuando Blaire se excusa con Laura diciendo que "everyone was posting". En este sentido, el virus Laura Barns es la revencha que sigo esperando: la imposibilidad de anónimato y la exigencia de confrontación con el otro, con el afectado, la cual es casi nula en las redes sociales, donde cualquier opinión y punto de vista argumentado y contrario al de nosotros es del todo eliminable y despreciable, y toda intervención comunicativa que sea considerada indeseable y solicite una reacción activa en la realidad (Blair pidiendo ayuda en la Chatroulette) tiene una gran grado de probabilidad de ser ignorada.
Si bien no se trata de un filme perfecto (el guión es bueno, pero toma un rumbo un poco predecible, con lo que sacrifica así historia por contenido implícito), Gabriadze demuestra ser un director joven con promesas interesantes para el futuro.
Hay momentos en Unfriended en los que lo que fue intencionado como terror transmite más bien una tristeza enorme por ver a los "adultos" del futuro podridos ya desde su juventud, aunque esto no aplica sólo para la chaviza enajenada de información, sino para cualquiera cuya realidad quepa cada vez más en una pantalla y no pueda discernir entre acción e intención (como todos los chairos cyber-revolucionarios): cuando los ex-"amigos" de la Barns están a punto de morir, se preocupan únicamente por llevar consigo la cámara para seguir siendo visibles, para no "desaparecer" y, finalmente, esto no les trae ni un poco de ayuda y sólo los lleva a exhibir su exterminio en tiempo real. Como en Unfriended, para esos casos la vida se goza y se acaba on-line. Qué horror la juventud en éxtasis.

Otras impresiones:
1. Parece ser que se espera una "nueva ola" de cine de horror de calidad. Si las críticas son acertadas, The Witch de Robert Eggers sería la primera entrega de horror gringo de 2016 digna de que se pague un boleto de cine y un combo de nachos con hot-dog.
2. ¿Cuál habrá sido el presupuesto para dejar que Mac y Facebook prestaran sus interfaces?
3. ¡Ya ven! La maldición sólo les cae a las Mac. Me caen gordas las Mac.
4. La música de los créditos confirma mis sospechas de que los creadores de la película suponen que los chavos que la vean no se sentirán en absoluto perturbados y la considerarán sólo como otra ocasión pa' echar coto.
5. Por desgracia, miles de secuelas. Miles.

4 / 5


Por Keith Nash

Las redes sociales habían hace ya mucho tiempo comenzado a transitar por el cine, habían aparecido en cualquier género: lo mismo había comedias que comedias románticas, documentales serios y críticos, desde el profundo razonamiento hasta películas pueriles y absurdas al unísono, así como intentos serios por contar el origen y la forma de este fenómeno social exclusivo de nuestra época; así que era lógico y una cuestión de tiempo que alguien tuviera la “brillante idea” de transportarlas hacia el espectral mundo del cine de terror moderno. Ésta será la primera, si no es que ya existen otras muchas, de una serie de películas que utilizarán como tópico las redes sociales, hace unos años tan pocas y hoy tantas y tan variables y, al mismo tiempo, tan estrictamente idénticas. No es que el resultado de este experimento me parezca del todo malo (o tal vez sí), sino que me pareció carente de un valor significativo, de una idea que irrumpiera en el plano, de un estruendoso momento o de un estruendoso monstruo o algo que en realidad sacudiera. A mi parecer, la película no logra conectar, increíble y contradictoriamente el terror que la historia narra con los horrores que se pueden enmascarar detrás de estas nuevas formas de convivencia social. Claro, no todo es malo; una de las ideas que me parece logra transmitir, de manera muy precisa y adecuada, es la del aislamiento y las llamadas “burbujas de red social”, que dicen que lo que a los usuarios les parece trascendente o relevante es solo trascedente y relevante para él y sus allegados en las redes sociales, es decir a nadie más que a ti y un poco a tus amigos de Facebook les importa lo que te pase, pienses, hagas, compres, bebas, comas, digas y al resto del mudo le importa un bledo. Después, el formato de la película me parece genial, no lo niego, pero en realidad lo que me parece maravilloso es la idea abstracta de llevar a cabo la película entera desde la pantalla de una laptop, pero a la hora de aterrizarla hace que se vuelva un tanto cansado a la vista (algo que también podría ser una referencia); sí esta padre, pero también está tedioso. Otro factor que me parece relevante y en el que sí le pongo un like a la película es que reta al espectador a hacer también multitasking y al mismo tiempo multithinking y en eso sí el vértigo que tiene la película es innegable y loable.

Observaciones irrelevantes:
1. Que bonitas son las Mac.
2. Pues según yo el asesino es el papá de la Laurita malacopa.
3. Dan ganas de hacer todas esas cosas que ellos hacen con sus compus, pero luego te acuerdas que eres cliente de Telmex y te alegras de que no se te haya caído la conexión en dos días.
4. Bien bonitas y bien poderosas.

3 / 5

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