martes, 18 de abril de 2017

Platoon (1986) / Dir. Oliver Stone

Por A Lady

Oliver Stone fue el primer veterano de Vietnam en dirigir y escribir una película (sobre Vietnam). Era 1986 y en ese entonces John Wayne tenía que saldar deudas con muchos soldados vivos y muertos, especialmente con Stone. En 1968 el gobierno gringo y la Warner Bros. habían arreglado realizar una épica propagandística anticomunista y, por tanto, anti-Vietcong: The Green Berets, con John Wayne como la estrella y codirector. La trascendencia actual de la película se la llevó el viento y el tiempo, pero en el año de su estrenó recaudó 11 millones de USD y fue un instrumento clave para la creación de consenso entre la población estadounidense y, en especial, entre los jóvenes soldados en potencia que prestarían servicio, voluntario o no. Algunos historiadores ya han señalado el rol letal que tuvo la imagen de John Wayne como el héroe estadounidense prototípico en el comportamiento de muchos soldados gringos en el campo de batalla durante varias guerras y cómo esto costó varias bajas en las tropas. Esto escaló hasta que en la Guerra de Vietnam el nombre John Wayne era usado como significante de todo aquel soldado que creyera que las balas iban a pegárseles a los vietnamitas como a un imán y que el objetivo primero de su participación era destruir al "enemigo" de los ideales gringos, cualesquiera que éstos fueran. Platoon es la réplica que Oliver Stone da a John Wayne 18 años después, es la réplica del veterano a la aseveración del actor-héroe, un héroe que, por cierto y diferencia de muchos actores de su tiempo, nunca peleó en una ninguna de las numerosas guerras de su país.
Después de pasar por las metáforas de The Deer Hunter y Apocalypse Now, ambos filmes pertenecientes a la primer generacion de obras gringas sobre Vietnam, Platoon regresa en mayor medida al realismo, un realismo que, sin embargo, se basa más en memorias que en fuentes duras. En la escenas iniciales, en las que se ve llegar a la "new meat" mientras suben los cadáveres a los aviones en bolsas negras de plástico y, un poco después, al pelotón adentrándose en la jungla vadeando ríos y siendo devorados por hormigas, parece que el enfoque está sobre las experiencias personales de los combatientes, un tanto a la manera de las películas de guerra gringas de los 30's y los 40's. Este enfoque dura lo que debe y funciona como una buena introducción en la vida de los distintos soldados que componen el pelotón, conformado en su mayoría por negros, rednecks, hillbillies y slackers, o sea todos los que de todas formas también corrían riesgo de morir en cualquier calle de USA, sin necesidad de ir a la selva asiática. Es por eso que la parte intermedia de la película es tanto más brutal. Una de esas escenas que de tan cargadas se vuelven incómodas, aunque innegablemente necesarias: las escenas en el poblado vietnamita son, en todo sentido, devastadoras y funcionan como vitrina de exposición para las aberraciones tan de los humanos que Stone quería mostrar. En la cabeza se quedan especialmente las secuencias en la que Chris (el ahora ya bastante acabado Charlie Sheen, quien siguió el ejemplo de su papá con esto del Vietnam) maltrata a un vietnamita discapacitado y el soldado más hillbilly de todos le reviente la cabeza a culatazos hasta sacarle los sesos e insinúa que también deberían asesinar nomás porque sí a una anciana quien, aparentemente, es la madre del discapacitado; y también aquélla en la que el sargento Barnes asesina a una anciana, que llora la destrucción de sus hogares, sólo para que se calle, lo que provoca sólo más llanto, y la decisión de Barnes de amenazar a un padre con volarle de un balazo la cabeza a su hija. Esto sin hacer menos el efecto que de esa breve escena en la que unos cuatro soldados apartan a dos niñas vietnamitas para violarlas, en lo que llega Chris a evitarlo. Lo más repulsivo de esta parte es la respuesta que dan ante la ira de Chris por semejante intención: "What's your problem? They're only Vietnemese, man!". Semejantes atrocidades no acontecen de manera espontánea y, como Stone propone, son producto de un conflicto interno del que tal vez nadie salga vencedor.
Para este conflicto debe considerarse la metáfora más evidente (tal vez la única) en la trama de Platoon: la que componen los sargentos Elias y Barnes como símbolos de los dos tipos contrarios de paternidad entre los que se encuentra Chris. Éste se reparte entre impulsos que veces parecen proceder de la influencia de Elias (el soldado converso al hippismo, pero buen y fiel compañero) y veces de Barnes (el macho patriota gringo que obedece a ciegas y cree que todos son enemigos potenciales). En esto, la película es también un coming-of-age o un Bildungsfilm, según la tradición lingüística de su preferencia; lo que sí está claro es que Chris acaba huérfano, sin poder salvar a Elias y volviéndose asesino por culpa de Barnes: ambas propuestas de vida son destruidas y al pobre joven veterano (qué absurdo que los gringos tengan semejantes conceptos) sólo le queda el limbo que, como el mismo Chris dice en la escena final de la película, es con lo que ahora el soldado que regresa a casa tiene que luchar y tratar de esclarecer, sacar algo de sentido de él, para no volver al sicarismo y poder apreciar lo bello de la vida, si bien ya no el sentido de la misma. Parece ser que a los políticos gringos no les ha salido muy bien el cumplimiento de este próposito.

Otras impresiones:
1. La luz es esencial en la mayoría de las tomas de la película y Robert Richardson logró tomas a las que te dan ganas de ponerles pausa y verlas por unos varios minutos.
2. Hasta ahora yo no he visto ninguno de los tantos supuestos horrores del Vietcong que los gringos anunciaban como si hubieran sido ofertas de cerveza. Parece ser que o bien no fueron como hicieron creer o les gana la correctitud política.
3. Sé que me voy a arrepentir de decir esto, pero Willem Dafoe se ve sexy en contadas, muy contadas ocasiones en esta película. Ya lo dije, perdóname DeNiro.
4. La pipa para fumar ya fuera morfina o marihuana se está convirtiendo en un elemento fijo de la utilería de estas películas.
5. Radio Vietnam (alias Radio Universal Stereo): White Rabbit de Jefferson Airplane y Track of My Tears de Smokey Robinson.
6. Mil veces y una, las ondulaciones del napalm. Empiezo a sospechar que eran justo eso lo que veían los veteranos en sus pesadillas.
7. Mario Mendoza escribió en 2002 una muy mala novela llamada Satanás, que trata sobre el caso real de la masacre que un tal Campo Elías Delgado había llevado a cabo en el restaurante italiano Pozzetto en Bogotá en 1986, después de haber asesinado y violado a su alumna adolescente. Stone hablaba ese mismo año del trastorno. Delgado se suicidó en el restaurante y para entonces era maestro de inglés. Había peleado antes en Vietnam.
8. Apocalypse Now comienza con Michael Sheen con ojos muy abiertos. Platoon comienza con Charlie Sheen con ojos muy cerrrados.

4½ / 5

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