jueves, 3 de septiembre de 2015

Sommaren med Monika (1951) / Dir. Ingmar Bergman

Por A Lady

Sommaren med Monika contiene ya casi todos los temas y aspectos por los que las películas que Ingmar Bergman hizo en los 60's y 70's obtuvieron gran notoriedad: el análisis de la naturaleza humana, en especial sus motivos de comportamiento, las empatías entre individuos y las consiguientes decepciones y sufrimientos que el contacto humano trae consigo. Estas observaciones en filme proceden sin juzgar a sus personajes, así las decisiones de vida de Monika son presentadas como las vería el ojo de un tercero neutro, el cual contempla el transcurrir de la acción y debe sacar sus propias conclusiones según su perspectiva. Por eso no es de extrañarse que las películas de Bergman sean objeto de admiración de pocos y peste evitada para muchos: enfrentarse a una de sus obras significa siempre enfrentarse a los prejuicios y verdades propios, así como salir de la zona de comfort de la pasividad espectadora.
Esta película muestra a un Bergman joven y de una agilidad considerable: la ciudad de Estocolmo es transformada en el personaje que envuelve a todos los demás, cada uno con sus historias, y en la que se pueden encontrar infinidad de devenires semejantes a los de Harry y Monika; esto logrado mediante una fotografía que abarca pero no magnifica las calles, los edificios, los canales, el puerto, etc. Algunos de los stills más hermosos y representativos de Bergman son los tomados en los fiordos de Suecia para esta película: el cuerpo joven de Harriet Anderson recostado sobre el frente del bote, sus hombros descubiertos frente al Báltico y ese desnudo que hizo cimbrar a la generación de los 50's y quedó taladrado en la consciencia de muchos de sus integrantes (uno de los personajes de El día que murió Marilyn de Terenci Moix recuerda que pudo ver fotos de la película que un amigo suyo había traído de Francia, ya que en España, naturalmente, la película nunca se estrenó en su fecha original de lanzamiento).
La juventud de Harry y Monika es la pantalla que los mantiene mayoritariamente ajenos al plano material: ambos disfrutan de su desempleo e incluso de las desgracias (como cuando el conocido les incendia el barco) y no hay nada que en su idealismo no puedan lograr. Es hasta que un nuevo individuo aparece en el idilio que la juventud se termina, aunque esto valga sólo para Harry. En la escena donde Monika se roba el asado de una casa cercana a los fiordos, puede verse cómo su propia voluntad es su único mandamiento: a pesar de que los dueños de la casa tratan de considerar la situación de la Monika mugrosa, ésta no cede ante esta cortesía y sólo come después de escaparse y haberse robado el asado. El único modo de acción posible para ella es el que ella misma determina.
Esta firmeza de individualidad es lo que termina por detonar la decepción, ya que Harry, a la vez enamorado del encanto de esta forma de ser y repelido por el desapego de su esposa hacia su hija (a la que, por cierto, Monika no quiere cederle su nombre), ha cedido su voluntad de existencia a la del ser que engendraron. A Monika no le interesan los deseos de los demás y no establece ligaduras permanentes con otras personas. Su suficiencia y motor es ella misma; su egoísmo la hace una muestra existencialista ejemplar.
El Bergman de este filme está en ciernes. Las obras magistrales que hará dentro de 6 años y seguirá haciendo durante décadas ya están más o menos germinadas en este film y, gracias a Dios, Harriet Anderson lo acompañó durante todo ese largo camino creativo. A la juventud de Bergman (o tal vez a la juventud de los 50's) podría atribuírsele también lo accesible de la narrativa de la película. La madurez le traerá, como a Harry, la distancia y el cálculo.

Otras impresiones:
1. Qué gritos pegaba Harriet Anderson. No por nada después fue la elegida para Viskningar och rop.
2. Me daban unas ganas de pausar la película y sacarle el chicle de la boca a Monika.
3. Bergman y los rostros: es uno de los fetiches icónicos del cine que más agradezco.
4. Esas olas que golpean las piedras después de la escena del desnudo...
5. Ese cigarro que Monika le prende al amante juntándolo con el suyo en la boca...

4 / 5


Por Keith Nash

Como un maestro del barroco, más particularmente del tenebrismo, Ingmar Bergman nos muestra la manera de hacer arte con solo tres elementos: el primero, luz, que magnífica y crea, el segundo, sombra, que da contornos y contrastes y el tercero, perspectiva, que da fondo y forma; En una película que visualmente se extiende hacia la exuberancia podría incluso quedar de lado la trama, sin embargo la película es bien acompañada por una historia sustanciosa, transgresora para su época (incluso podría serlo para esta época) y que permite al observador explorar su propia psique. Sommaren med Monika es una pintura que hubiera bien podido firmar Caravaggio, tanto por su estética como por su dramatismo.

El espejo y los dos reflejos:
Conocemos a Monika no a través de su mirada en primera persona ni tampoco por medio de la vista de un tercero, sino que la vemos por vez primera reflejada en el espejo, observándose sin verse hacia adentro sino manteniendo su mirada en el plano de lo superficial, Monika envaneciendo su bello rosto (hermoso) en esa toma parece quedan claros ya algunos rasgos de ella como personaje, es hermosa, es joven, la profusión de su mirada únicamente la alcanza a ella y por último es una mujer joven y pobre. Conforme la historia avanza algunos de estos rasgos irán profundizándose, Monika es también el absoluto catalizador de la película, hay que viajar cuando ella lo desea, hay que vivir del modo que ella ordena, hay que comer en el modo y forma que ella decida sin importar normas ni riesgos; y se observa a si misma todo el tiempo como víctima, y aun, a pesar de todos estos rasgos de personalidad, como espectador y como hombre declaro que es imposible no amar a Monika, esa fuerza vital, energía latente, juventud y florecimiento esa hambre de mundo que se contagia.
En el último momento de la película observamos la otra parte del reflejo, el otro lado del espejo a Harry Lund después del idílico verano y ya, tal vez, arrojado de golpe a una realidad imprevista, la que únicamente a él, muerto de amor y de miedo, sorprende, sin embargo, al observarse en el espejo Harry deja de verse y trata, con éxito, de evocar en su memoria los momentos que lo han llevado hasta ese punto, trata también de rememorar al amor para siempre perdido y lo que ese amor también se ha llevado, Harry trata de encontrarse no a través de si mismo sino a través de sus recuerdos, los recuerdos de Monika; aunque el personaje de Harry puede incluso ser tachado de pusilánime, ya que, por ejemplo, cuando debe besar los labios, besa la frente y cuando debe acariciar el cuerpo, acaricia el rostro, y ni qué decir de su pobre manera de “meter las manos” a la hora de demostrar a puñetazos la hombría (se lo surten dos veces y en una tristemente su mujer le hace esquina), más bien creo que responde a otra manera de amar deseada.
Así como dos reflejos en la película hay también de manera muy evidente la búsqueda de dos formas de amar, de dos perspectivas del amor muy diferentes entre si, por una parte la manera en la que Monika percibe el amor como una entrega pasional, física y desbordada, el amor aquí y ahora impetuoso y excitante, y por otra parte la de Harry, que desea encontrar otro tipo de amor completamente diferente, el amor como una fuerza protectora un ente matriarcal (está muy claro también que Harry Lund trae sus mommy issues). Son dos maneras de amar tan diferentes que están condenadas una y otra vez a encontrarse, chocar, causar mil destrozos y repetirse.
Todos en la vida tendremos una Monika, todos en la vida alguna vez seremos Harry Lund y viceversa.
En lo demás de la película, me gustó mucho la manera sobria en que la ciudad está retratada, sus calles, sus puertos, sus muelles una constancia que sin empalagar alegra. También lo humano de los personajes, porque descubrimos que a pesar de esta intrincada trama emocional, y de esta piel desnuda brincando sobre las rocas, que esta brava jovencita es un humano que en las mañanas antes de preparar el café va detrás de algún árbol y mea.

Impresiones irrelevantes:
1. Monika de casada es una cosa espectacular y hermosa.
2. Si no has cogido en un sleeping
3. Los gritos de esta mujer aturden.
4. Al fin, Bergman.

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